miércoles, 11 de diciembre de 2019

Historias del San Julián: de la Guerra Cantonal a principios del siglo XX.

*Es recomendable leer los dos primeros artículos dedicados a la historia del San Julián. El primero podemos leerlo aquí y el segundo aquí.
Imagen 1. Interior de la fortaleza.
Tras el asedio de Cartagena de 1873-1874 el castillo de San Julián cumplió con éxito la única tarea de relevancia real que tendría en su historia como poderosa fortificación en servicio militar. En opinión de Guimaraens, y compartida por mí, parece que el castillo no debió de ser muy dañado durante la batalla, pues las menciones de las fuentes primarias en este sentido son muy escasas y breves. Sabemos que hubo obras de reparación de daños posteriormente, a buen seguro para reparar los daños que produciría la explosión accidental dentro de la fortificación que comentamos durante el asedio.

Obras de reparación y de construcción que se alargaron durante los años posteriores, pues ya sabemos que la construcción total de la fortaleza no acabó hasta 1888, como ya hemos comentado en un artículo previo. En junio de 1882 no obstante, se comunica al gobernador militar de Cartagena la conclusión de las obras y la instalación definitiva de la artillería de 210 mm, posterior a una instalada con anterioridad de 150 mm. Es posible que esta conclusión fuese sólo de lo necesario para poder instalar las baterías para su uso ordinario. También es posible que hubiese que reparar la fortificación tras la insurrección republicana de 1886, y por ello la Historiografía no de por concluida la construcción hasta el 88. Por otro lado, también es posible que estas obras se alarguen en un intento de readaptar el castillo a los nuevos tiempos militares. En cualquier caso, vamos a hablar de esta insurrección del 86, donde el San Julián tuvo un papel destacado.

Imagen 2. Plano del San Julián. Agoviz (Gómez Vizcaíno)

Insurrección de 1886:

Hemos podido ver ya a lo largo de los artículos de este blog el carácter combativo e insurrecto de la ciudad de Cartagena a lo largo del siglo XIX, apoyando siempre los movimientos progresistas. Tras la caída de la Primera República en 1874, en la ciudad había sobrevivido un apoyo fiel al republicanismo, que podemos ver en las siguientes décadas. Así, en la noche del 9 al 10 de enero de 1886, un grupo de soldados alzados tomaron el castillo por sorpresa. Era una acción llevada a cabo por la Asociación Republicana Militar, una organización clandestina que estaba investigada por el gobierno y los militares, pero que tuvo la ocasión de realizar varias insurrecciones como esta.

Imagen 3. La fortaleza vista desde la entrada marítima a
Escombreras. Núñez Sánchez.
Una de las cabezas visibles de esta insurrección fue Antonete Gálvez, uno de los líderes de la Rebelión Cantonal. Le fue ofrecido el puesto tras años de inactividad tras ser amnistiado de la pena de muerte impuesta en 1876. Su presencia fue mayormente simbólica.





El general a cargo de la plaza era un Fajardo, el cuál intentó establecer una solución pacífica a la insurrección. Primero se hicieron unas salvas de fusilería y un disparo de cañón a modo de advertencia que no fue respondida. Tras ello, se dirigió hacia la fortaleza el general con miembros de la Guardia Civil y fuerzas militares que habrían de tomar la construcción si fuera necesario. Al acercarse fueron todos recibidos hostilmente. De nada sirvieron las intenciones y amenazas del general, que acabó herido y tuvo que ser conducido a la ciudad en estado muy grave.

Pese a lo que podía parecer una victoria inicial -la caída del general al mando- los sublevados del San Julián pronto pudieron comprobar que nadie en la ciudad les secundaba. Viéndose solos y acorralados, aprovecharon la confusión de las tropas leales tras la retirada de su general para salir de la fortaleza y huir por mar en un buque mercante hasta Orán. Me resulta interesante imaginar las caras de los soldados cuando descubrieron que en el San Julián no quedaba nadie y todos habían huido prácticamente delante de ellos.

Imagen 4. Foto de Cartagena a finales del siglo XIX.
Obtenida por Cornell University Library.

Este es probablemente el último hecho acontecido en el San Julián por una alta valoración de su función militar estratégica -y ni siquiera había terminado su construcción-. No es casualidad que se eligiera esta fortificación, que ya mantuvo a raya a los enemigos centralistas en 1873-74, por lo que se veía como inexpugnable. Pero al igual que en enero de 1874, se necesita algo más que controlar las alturas para ganar la batalla. Por otro lado, la toma por sorpresa de la fortificación es algo que nos hace saltar las alarmas. Como apunta Guimaraens, además de una buena fortificación, se necesita en ella personal adecuado y suficiente para defenderla con eficacia, demostrado con este hecho.

Inicio de la decandencia:

Imagen 5. Cañón Krupp, posiblemente de mitad del siglo
XIX debido a sus escasas dimensiones comparadas
con otros más modernos. Giordanengo.
Desde 1871 el panorama internacional está viviendo la denominada Paz Armada, finalizada en 1914, una carrera armamentística entre las grandes potencias del mundo. Si hasta el momento el avance militar estaba siendo exponencial, este desarrollo rompe los límites del avance de la tecnología bélica, convirtiendo en desfasado lo que hace pocos años era la vanguardia militar. 

En pocos años las armas crecen de forma inimaginable, obligando a readaptar construcciones, instruir soldados, construir nuevos buques de guerra e instalaciones militares, usar nuevos y mejores materiales, etc. España no puede seguir esta carrera, pero a remolque de las superpotencias también empieza a mejorar sensiblemente sus defensas. Las miradas comienzan a centrarse en el poder de la artillería, que es tan fuerte ya que ninguna fortificación puede oponerse a ella. Es el fin de la fortificación abaluartada como hablamos en otro artículo, y por lo tanto, el fin de la vida realmente útil del San Julián, incluso antes de terminar su construcción.

Voladura accidental del San Julián:

Hasta 1898 no volvemos a tener algún acontecimiento de relevancia en la ubicación. En este caso no hablamos de una batalla ni de una insurrección, sino de una explosión accidental dentro de la construcción. La ciudad de Cartagena está más calmada y los ánimos revolucionarios de todo el siglo están algo más apagados. Lo que sucedía en este año era la Guerra Hispano-estadounidense, librada en ese año. Cartagena, como base de la flota y manteniendo el arsenal, se encontraba en estado de alerta ante un posible- y en mi opinión, muy poco probable- ataque estadounidense, así como posibles acciones de sabotaje de espías enemigos.

La declaración de guerra de Estados Unidos se hizo efectiva el 25 de abril. Tras esta, la ciudad de Cartagena comenzó una gran actividad para aprovisionar el esfuerzo de guerra y preparar sus defensas. Se repararon fortificaciones y se dispuso una labor de puesta a punto de las comunicaciones, armas y municiones. En este proceso -repaso del estado de las boquillas de los proyectiles almacenados- sucedió la explosión del polvorín del San Julián, sucedida a medio día del 20 de mayo, pudiendo escucharse por toda la ciudad. Explosionó el almacén de proyectiles de 150 mm y el taller de carga de al lado. En total, 13 toneladas de pólvora hicieron explosión. Podemos ver imágenes esclarecedoras del suceso en este PDF.

En el suceso murieron 11 personas y 62 quedaron heridas, afectando probablemente a todo aquel que se encontrara dentro de la fortificación en ese momento, pues la explosión debió ser cuanto menos, muy dura. De hecho, las crónicas del acontecimiento cuentan que llegaron escombros producto de la explosión a la batería de Trincabotijas, que se encontraba en proceso de reparación, y allí hirió a algunos obreros. La explosión fue tal que redujo a estado de ruina los dos baluartes de la zona Este. Las fotos que se conservan del hecho dejan ver un estado de destrucción que ningún bombardeo hubiese podido conseguir sin una permanencia en el tiempo alargada. También se dejó inoperativa la red de telegrafía con la que se comunicaba la ciudad.


Imagen 6. Interior del San Julián.

Paso a segundo plano en el siglo XX:

En los primeros años del siglo XX se amplía y mejora el camino para llegar al San Julián. La obra y su presupuesto fueron aprobados oficialmente en el 1900, terminándose esta en 1904 con la eliminación de obstáculos y la reducción de pendiente. El objetivo de fondo de esta obra era adecuar el camino a los nuevos tiempos, con la proliferación de vehículos y armas cada vez más grandes, pero especialmente para la construcción de una nueva batería al lado de nuestro castillo, que pudiera albergar mejores armas.

Y es que, como hemos comentado, la situación de la estrategia militar había dado un vuelco incluso antes de entrar el nuevo siglo. Uno de los grandes ejemplos de este cambio en Cartagena fue el derribo de gran parte de la muralla de Carlos III en el 1900, y la celebración de este hecho por parte de la población civil.  

Imagen 7. Batería del General Ordóñez.
Así, poco a poco el San Julián estaba siendo abandonado de sus funciones militares directas, hasta que en 1909 se construyó la batería General Ordóñez. A partir de este momento, las funciones de artillería serían cedidas a este, mientras que la fortaleza quedaría relegada a un papel de apoyo logístico a la batería.

La instalación de la primera antena de comunicaciones dentro de los muros del San Julián en el mismo año 1909 confirmó lo que venimos comentando. Además, la introducción del avión militar en estos años, con capacidad para bombardear objetivos complicados para la artillería fue también un elemento clave en este proceso. La fortaleza comenzó un camino agónico desde un pilar fortificado de la defensa de la ciudad hacia ser un edificio militar más, que serviría tan sólo como punto de almacenaje de alimentos, agua y municiones, así como de estancia para los soldados del General Ordóñez. Una función que ya tenía y que a lo largo del primer tercio del siglo XX va a desarrollar es la de prisión militar, de lo que hablaremos en un próximo artículo.

*Actualización: el último artículo sobre la historia del San Julián podemos verlo ya en esta dirección


Fuentes:

  • Cañabate Navarro, E (1967) Cartagena y sus antiguas defensas muradas. Athenas Ediciones. Cartagena. Colección Almarjal. Págs: 30-31.
  • Desconocido (2004) Patrimonio. Arquitectura militar en Cartagena. Edad Comtemporánea. Siglo XX. Aforca. http://www.aforca.org/siglo_xx.htm
  • Iniesta Sanmartín, A & Martínez López, J. A (coords) (sin fecha) Estudio y catalogación de las defensas de Cartagena y su bahía. Servicio de patrimonio histórico. Págs 588-589
  • Rolandi Sánchez-Solís, M (2009) La voladura accidental del castillo de San Julián de Cartagena en mayo de 1898. Cartagena Histórica Nº 32.  Págs: 4-13.
  • Salmerón Giménez, F J () Antonete Gálvez y las sublevaciones republicanas de Murcia y Cartagena. Revista C.E.H. Fray Pascual Salmerón. 


Imágenes:

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