*Es recomendable leer los dos primeros artículos dedicados a la historia del San Julián. El primero podemos leerlo aquí y el segundo aquí.
Tras
el asedio de Cartagena de 1873-1874 el castillo de San Julián cumplió con
éxito la única tarea de relevancia real que tendría en su historia como
poderosa fortificación en servicio militar. En opinión de Guimaraens, y
compartida por mí, parece que el castillo no debió de ser muy dañado durante la
batalla, pues las menciones de las fuentes primarias en este sentido son muy
escasas y breves. Sabemos que hubo obras de reparación de daños posteriormente,
a buen seguro para reparar los daños que produciría la explosión accidental
dentro de la fortificación que comentamos durante el asedio.
Obras
de reparación y de construcción que se alargaron durante los años posteriores,
pues ya sabemos que la construcción total de la fortaleza no acabó hasta 1888, como ya hemos comentado en un artículo previo. En junio de 1882 no obstante, se comunica al
gobernador militar de Cartagena la conclusión de las obras y la instalación
definitiva de la artillería de 210 mm, posterior a una instalada con anterioridad de 150 mm. Es posible que esta conclusión fuese
sólo de lo necesario para poder instalar las baterías para su uso ordinario.
También es posible que hubiese que reparar la fortificación tras la
insurrección republicana de 1886, y por ello la Historiografía no de por
concluida la construcción hasta el 88. Por otro lado, también es posible que
estas obras se alarguen en un intento de readaptar el castillo a los nuevos
tiempos militares. En cualquier caso, vamos a hablar de esta insurrección del
86, donde el San Julián tuvo un papel destacado.
Hemos
podido ver ya a lo largo de los artículos de este blog el carácter combativo e
insurrecto de la ciudad de Cartagena a lo largo del siglo XIX, apoyando siempre
los movimientos progresistas. Tras la caída de la Primera República en 1874, en
la ciudad había sobrevivido un apoyo fiel al republicanismo, que podemos ver en
las siguientes décadas. Así, en la noche del 9 al 10 de enero de 1886, un grupo
de soldados alzados tomaron el castillo por sorpresa. Era una acción llevada a
cabo por la Asociación Republicana Militar, una organización clandestina que
estaba investigada por el gobierno y los militares, pero que tuvo la ocasión de
realizar varias insurrecciones como esta.
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Imagen 3. La fortaleza vista desde la entrada marítima a Escombreras. Núñez Sánchez. |
El general a cargo de la plaza era un Fajardo, el cuál intentó establecer una solución pacífica a la insurrección. Primero se hicieron unas salvas de fusilería y un disparo de cañón a modo de advertencia que no fue respondida. Tras ello, se dirigió hacia la fortaleza el general con miembros de la Guardia Civil y fuerzas militares que habrían de tomar la construcción si fuera necesario. Al acercarse fueron todos recibidos hostilmente. De nada sirvieron las intenciones y amenazas del general, que acabó herido y tuvo que ser conducido a la ciudad en estado muy grave.
Pese
a lo que podía parecer una victoria inicial -la caída del general al mando- los
sublevados del San Julián pronto pudieron comprobar que nadie en la ciudad les
secundaba. Viéndose solos y acorralados, aprovecharon la confusión de
las tropas leales tras la retirada de su general para salir de la fortaleza y
huir por mar en un buque mercante hasta Orán. Me resulta interesante imaginar
las caras de los soldados cuando descubrieron que en el San Julián no quedaba
nadie y todos habían huido prácticamente delante de ellos.
Este
es probablemente el último hecho acontecido en el San Julián por una alta valoración
de su función militar estratégica -y ni siquiera había terminado su
construcción-. No es casualidad que se eligiera esta fortificación, que ya
mantuvo a raya a los enemigos centralistas en 1873-74, por lo que se
veía como inexpugnable. Pero al igual que en enero de 1874, se necesita algo
más que controlar las alturas para ganar la batalla. Por otro lado, la toma por
sorpresa de la fortificación es algo que nos hace saltar las alarmas. Como
apunta Guimaraens, además de una buena fortificación, se necesita en ella
personal adecuado y suficiente para defenderla con eficacia, demostrado con
este hecho.
Inicio de la decandencia:
Inicio de la decandencia:
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Imagen 5. Cañón Krupp, posiblemente de mitad del siglo XIX debido a sus escasas dimensiones comparadas con otros más modernos. Giordanengo. |
En pocos años las armas crecen de forma inimaginable, obligando a readaptar construcciones, instruir soldados, construir nuevos buques de guerra e instalaciones militares, usar nuevos y mejores materiales, etc. España no puede seguir esta carrera, pero a remolque de las superpotencias también empieza a mejorar sensiblemente sus defensas. Las miradas comienzan a centrarse en el poder de la artillería, que es tan fuerte ya que ninguna fortificación puede oponerse a ella. Es el fin de la fortificación abaluartada como hablamos en otro artículo, y por lo tanto, el fin de la vida realmente útil del San Julián, incluso antes de terminar su construcción.
Voladura accidental del San Julián:
Hasta
1898 no volvemos a tener algún acontecimiento de relevancia en la ubicación. En
este caso no hablamos de una batalla ni de una insurrección, sino de una explosión
accidental dentro de la construcción. La ciudad de Cartagena está más calmada y
los ánimos revolucionarios de todo el siglo están algo más apagados. Lo que
sucedía en este año era la Guerra Hispano-estadounidense, librada en ese año.
Cartagena, como base de la flota y manteniendo el arsenal, se encontraba en
estado de alerta ante un posible- y en mi opinión, muy poco probable- ataque
estadounidense, así como posibles acciones de sabotaje de espías enemigos.
La
declaración de guerra de Estados Unidos se hizo efectiva el 25 de abril. Tras
esta, la ciudad de Cartagena comenzó una gran actividad para aprovisionar el
esfuerzo de guerra y preparar sus defensas. Se repararon fortificaciones y se dispuso
una labor de puesta a punto de las comunicaciones, armas y municiones. En este proceso
-repaso del estado de las boquillas de los proyectiles almacenados- sucedió la
explosión del polvorín del San Julián, sucedida a medio día del 20 de mayo,
pudiendo escucharse por toda la ciudad. Explosionó el almacén de proyectiles de
150 mm y el taller de carga de al lado. En total, 13 toneladas de pólvora
hicieron explosión. Podemos ver imágenes esclarecedoras del suceso en este PDF.
En
el suceso murieron 11 personas y 62 quedaron heridas, afectando probablemente a
todo aquel que se encontrara dentro de la fortificación en ese momento, pues la
explosión debió ser cuanto menos, muy dura. De hecho, las crónicas del
acontecimiento cuentan que llegaron escombros producto de la explosión a la
batería de Trincabotijas, que se encontraba en proceso de reparación, y allí
hirió a algunos obreros. La explosión fue tal que redujo a estado de ruina los
dos baluartes de la zona Este. Las fotos que se conservan del hecho dejan ver
un estado de destrucción que ningún bombardeo hubiese podido conseguir sin una
permanencia en el tiempo alargada. También se dejó inoperativa la red de
telegrafía con la que se comunicaba la ciudad.
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Imagen 6. Interior del San Julián. |
Paso a segundo plano en el siglo XX:
En los primeros años del siglo XX se amplía y mejora el camino para llegar al San Julián. La obra y su presupuesto fueron aprobados oficialmente en el 1900, terminándose esta en 1904 con la eliminación de obstáculos y la reducción de pendiente. El objetivo de fondo de esta obra era adecuar el camino a los nuevos tiempos, con la proliferación de vehículos y armas cada vez más grandes, pero especialmente para la construcción de una nueva batería al lado de nuestro castillo, que pudiera albergar mejores armas.
En los primeros años del siglo XX se amplía y mejora el camino para llegar al San Julián. La obra y su presupuesto fueron aprobados oficialmente en el 1900, terminándose esta en 1904 con la eliminación de obstáculos y la reducción de pendiente. El objetivo de fondo de esta obra era adecuar el camino a los nuevos tiempos, con la proliferación de vehículos y armas cada vez más grandes, pero especialmente para la construcción de una nueva batería al lado de nuestro castillo, que pudiera albergar mejores armas.
Y
es que, como hemos comentado, la situación de la estrategia militar había dado
un vuelco incluso antes de entrar el nuevo siglo. Uno de los grandes ejemplos de
este cambio en Cartagena fue el derribo de gran parte de la muralla de Carlos
III en el 1900, y la celebración de este hecho por parte de la población civil.
Imagen 7. Batería del General Ordóñez. |
La
instalación de la primera antena de comunicaciones dentro de los muros del San
Julián en el mismo año 1909 confirmó lo que venimos comentando. Además, la introducción
del avión militar en estos años, con capacidad para bombardear objetivos complicados
para la artillería fue también un elemento clave en este proceso. La fortaleza comenzó un camino agónico desde un pilar fortificado de la defensa de la ciudad hacia ser un edificio
militar más, que serviría tan sólo como punto de
almacenaje de alimentos, agua y municiones, así como de estancia para los
soldados del General Ordóñez. Una función que ya tenía y que a lo largo del primer tercio del siglo XX va a desarrollar es la de prisión militar, de lo que hablaremos en un próximo artículo.
*Actualización: el último artículo sobre la historia del San Julián podemos verlo ya en esta dirección.
*Actualización: el último artículo sobre la historia del San Julián podemos verlo ya en esta dirección.
Fuentes:
- Cañabate Navarro, E (1967) Cartagena y sus antiguas defensas muradas. Athenas Ediciones. Cartagena. Colección Almarjal. Págs: 30-31.
- Desconocido (2004) Patrimonio. Arquitectura militar en Cartagena. Edad Comtemporánea. Siglo XX. Aforca. http://www.aforca.org/siglo_xx.htm
- Iniesta Sanmartín, A & Martínez López, J. A (coords) (sin fecha) Estudio y catalogación de las defensas de Cartagena y su bahía. Servicio de patrimonio histórico. Págs 588-589
- Rolandi Sánchez-Solís, M (2009) La voladura accidental del castillo de San Julián de Cartagena en mayo de 1898. Cartagena Histórica Nº 32. Págs: 4-13.
- Salmerón Giménez, F J () Antonete Gálvez y las sublevaciones republicanas de Murcia y Cartagena. Revista C.E.H. Fray Pascual Salmerón.
Imágenes:
- Imagen 2: Agoviz (2005) Plano de planta a escala 1/1.000. Recuperado de: http://www.aforca.org/img/fotos/sanjulian_04_plano-castillo_790x932_50.jpg
- Imagen 3: Núñez Sánchez, U (2007) Vista general del frente sur desde el mar. Recuperado de: https://photos.google.com/share/AF1QipMNvc8s_Q2zWOssDDdFXy7wcLT00hQpeZrhdFpt_FXIebTjvDCFt2-n_c6PFEU7iA/photo/AF1QipMqefkBrmNBenfIduEScWu4yAzNQH0sQOrNMPbD?key=ZVMzOVRtcHdQOTBxUWtwbE1FZ1FZS1ROU00xbWtn
- Imagen 4: Cornell University Library (sin fecha) Cartagena. General View. Recuperado de: https://www.flickr.com/photos/30515687@N05/3610650989
- Imagen 5: Giordanengo (2014) Canon Krupp. Recuperado de: https://www.flickr.com/photos/giorden/14507606971/in/photolist-o6Zh7F-4VWKif-29kEu89-rWc3bh-rrfjVF-tHmpZf-2a2iF2G-AnfE4R-zwS93b-qQVA2L-248idRt-qJofkR-mseScz-2chhp6F-akhbB2-Hy9Xgn-44fFe8-2bsNWi9-G4mfTZ-YRKHGk-2hesfPJ-2gDBTtT-2gLmB7C-23XwVz7-TuZavb-2fDi31x-26VG4js-nb9Zoz-2gGDTao-89DTqa-2gM6ECD-89DTPH-3D62C4-89E9pH-2hHs1hF-2av9h1W-rkfF2y-627MgG-QcwekG-aMh7Sz-2h5fuLu-21i6krK-2heuBED-Q9afKE-2hMWabi-EsUPDm-ncg3Zj-rut1Zu-25kQAGj-rg9M8Y
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